Es un proyecto que desafía convenciones al concebirse desde su interior hacia el exterior. La prioridad inicial del cliente fue la privacidad, un elemento que se refleja en su diseño, ya que se presenta cerrada hacia el frente, sin ventanas visibles, y contrasta esta característica al abrirse completamente hacia el contrafrente.
En su distribución, la planta baja se distingue por la interconexión total entre sus espacios. La capacidad de desplegar por completo sus aberturas borra los límites convencionales de los ambientes, creando una sensación de continuidad y fluidez. Esta integración entre interior y exterior se adapta de manera admirable al entorno, maximizando la conexión con el paisaje circundante.
Ubicada en un terreno de 650m2, la Casa Ayres se erige con una superficie construida de 270m2, lo que sugiere un uso inteligente del espacio y la disposición estratégica de sus áreas.
La planta alta alberga la suite principal y dos dormitorios adicionales, enfocándose en la comodidad y la privacidad de sus habitantes. Este diseño vertical permite una clara separación entre las áreas más íntimas y las zonas sociales de la casa.